Seguidores

No copy.

No copiar ninguno de nuestros sueños, por favor.

miércoles, 23 de junio de 2010

Mi gran defecto (parte 2)

... Tenía una voz muy suave y tranquila, pero lo que me conmovía era su mirada, esos ojos que me hicieron ver que era una buena chica, y no por sus características fenotípicas como suele ocurrir. Muy expresivos... todo lo contrario a mí.
Vivíamos por la misma zona se vé, porque venía todos los días detrás mía. Al principio sólo se despedía de mí cuando giraba a otra calle, pero poco a poco empezamos a hablar en el trayecto, e irnos juntos del instituto. Era muy simpática y empecé a confiar en ella.
Nos contábamos los problemas y, a veces, la ayudaba... puede que me empezara a gustar demasiado pronto... no sé. Tendría que haberme dado más tiempo para darme cuenta de esos detalles, esos que terminan de decirte que es perfecta...
Sin darnos cuenta ya estábamos saliendo, no fui capaz de contener mis sentimientos... mi gran defecto... es lo que más odio de mí mismo. Todo era perfecto: sus palabras, su mirada, sus besos, sus movimientos... ella.
Pero, otra vez, la vida dio un giro... Iba con mis amigos haciendo esas payasadas que hace cualquier grupo de adolescentes, ignorando todo lo que pasara a nuestro alrededor. Les conté la experiencia que estaba viviendo con ella. Ellos se reían y me daban la enhorabuena, a su estilo, está claro. Hasta que en un golpe me quedé mirando a una pareja que estaba de espaldas. Me recordaban a nosotros, y me alegraba por ellos, pero cuando se giraron se me cayó el alma al suelo.
Era ella... con compañía.

domingo, 20 de junio de 2010

¿De qué me sirvió enamorarme? (parte 1)

No puedo dormir. Doy vueltas en la cama intentando encontrar una buena postura, pero me siento como si estuviera recostado en un grupo de rocas. Sólo se oye el incesante tic-tac del reloj que me recuerda cada segundo que pierdo inútilmente. No puedo dejar de pensar en ella.
Cada pocos segundos cojo el móvil esperando, a sabiendas de que es inútil, una llamada o un mensaje. Alguna señal de que podré volver a verla, pero nada.

Me culpo por lo que le hiciera, aunque no sé bien qué pude haber hecho. Siempre ha querido estar conmigo, no pasaba un día que no me llamara, aunque fuera simplemente para saber qué estaba haciendo. Yo siempre tenía la misma respuesta: "Sólo pienso en ti". Nunca me había sentido tan atraído hacia una chica, y menos de esas características...

Desde principio de curso no paraba de observarme. Subiera o bajara, entrara o saliese, ella estaba ahí, asomada en la puerta de su clase sin parar de observar. Llegué a sentirme realmente incómodo, sólo quería llevar una vida tranquila, íntima. ¿Quién me habría dicho que una cosa tan simple como preguntar la hora cambiaría mi forma de pensar?